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¿Cómo limpiar las brochas de maquillaje y esponjas?
¿Sabías que una herramienta de maquillaje sucia puede arruinar no solo tu maquillaje, sino también tu piel? Mantener tus brochas y esponjas de maquillaje limpias no es solo una cuestión de orden, ¡es una necesidad de salud y belleza! Con el uso diario, estas herramientas acumulan restos de producto, grasa, células muertas y bacterias que pueden provocar brotes, obstrucción de poros e incluso infecciones cutáneas.
Además, una brocha limpia distribuye mucho mejor el producto, logrando un acabado más uniforme, luminoso y profesional. Por eso, en este post te contamos cómo limpiar esponjas de maquillaje con diferentes métodos, fáciles y eficaces, para que mantengas tu rutina de belleza impecable y segura.
No hace falta tener un arsenal de productos profesionales. Con cosas que probablemente ya tienes en casa, puedes dejar tus brochas y esponjas impecables.
El jabón líquido suave o un jabón sólido (como uno neutro) es ideal para cualquier tipo de piel, incluso para pieles sensibles. También puedes usar una pastilla de jabón de glicerina, que es genial para arrastrar los residuos de maquillaje. Si buscas una limpieza más profunda, puedes añadir unas gotitas de aceite vegetal, como el de coco o almendras dulces, especialmente útil si usas productos en crema.
El agua caliente, pero no hirviendo, ayudará a que el jabón actúe mejor, y el bicarbonato de sodio es un extra perfecto si necesitas desodorizar o limpiar a fondo. Si tienes un microondas, también puedes usarlo para desinfectar tus esponjas, siempre con cuidado. Y para secar, una toalla limpia y algo de ventilación es todo lo que necesitas.
Organizar todos estos materiales en una caja o neceser exclusivo para la limpieza puede ser una forma muy práctica de tener todo a mano y no dejarlo para “otro día”.
¿Cómo limpiar tus esponjas con jabón líquido o en barra?
Limpiar tus esponjas de maquillaje con jabón es uno de los métodos más eficaces y sencillos. El secreto está en elegir un buen jabón y tener un poco de paciencia para hacerlo bien. Los jabones líquidos o sólidos neutros son perfectos si tienes la piel sensible, ya que limpian a fondo sin dejar residuos agresivos. También puedes usar jabón en barra, especialmente los de glicerina, que ayudan a eliminar los restos de maquillaje más pegados.
Para empezar, humedece bien la esponja con agua tibia. Evita que esté fría, ya que esto dificulta que el producto se despegue. Aplica el jabón directamente sobre la esponja o frótala suavemente sobre la barra de jabón hasta que se genere una espuma densa. Luego, aprieta con suavidad (sin retorcerla) para que el maquillaje atrapado en el interior comience a salir. Verás cómo el agua se tiñe del color de tu base o corrector.
Repite este proceso las veces que sea necesario hasta que el agua salga clara. Finalmente, enjuaga bien y retira el exceso de agua presionando suavemente con una toalla limpia. Este método es ideal para mantener las esponjas en buen estado si se realiza de forma frecuente.
Sí, y es una técnica muy útil para añadir una capa extra de higiene a tu rutina de limpieza. Aunque este método no reemplaza la limpieza con jabón, ayuda a eliminar bacterias acumuladas en el interior de la esponja.
El proceso es bastante sencillo, pero debes hacerlo con cuidado. Primero, asegúrate de que la esponja esté completamente mojada. Nunca la metas al microondas seca, ya que puede quemarse o derretirse. Llena un recipiente apto para microondas con agua y añade unas gotas de jabón. Sumerge la esponja por completo en esta mezcla.
Introduce el recipiente en el microondas durante aproximadamente un minuto a potencia media. Al sacarlo, espera unos minutos antes de tocar la esponja, ya que el agua estará muy caliente. Después, retírala con cuidado, exprime el exceso de agua y déjala secar.
Este método es una excelente opción para complementar la limpieza con jabón, sobre todo si usas la esponja con frecuencia o si tu piel es propensa a imperfecciones.
El bicarbonato de sodio es un clásico de la limpieza del hogar y también puede ser un gran aliado para el cuidado de tus esponjas de maquillaje. Su poder desodorizante y ligeramente abrasivo lo convierte en una opción ideal para eliminar olores y residuos difíciles.
Si sientes que tu esponja ha acumulado un olor desagradable o está especialmente sucia, puedes sumergirla en un bol con agua caliente y una cucharada de bicarbonato. Déjala reposar entre 20 y 30 minutos. Esta mezcla ayuda a aflojar el maquillaje incrustado y neutraliza los malos olores. Luego, simplemente realiza una limpieza normal con jabón para terminar de dejarla perfecta.
Aunque este método no es imprescindible para cada lavado, sí es muy útil cuando notas que la esponja necesita una limpieza más profunda o refrescante. Es una opción casera, económica y efectiva.
Secar bien tus esponjas es tan importante como lavarlas. Si las guardas húmedas, pueden convertirse en un foco de bacterias, moho y mal olor. Por eso, es fundamental dejarlas secar completamente antes de volver a usarlas o guardarlas.
Una vez hayas terminado de lavarla, retira el exceso de agua presionando con una toalla limpia, sin retorcerla. Luego, colócala en un lugar bien ventilado, lejos de la humedad del baño o de superficies cerradas como cajones o neceseres.
Lo ideal es que se seque al aire libre, sobre una rejilla o superficie donde pueda respirar por todos los lados. Algunas personas incluso usan soportes específicos para esponjas, que permiten que el aire circule y ayudan a que conserven su forma original.
Evita por completo usar secadores de pelo o ponerlas al sol directo, ya que el calor puede dañar la textura de la esponja. La paciencia es clave: una esponja bien seca es una esponja segura.
Cuidar tu piel empieza mucho antes del sérum o la base: comienza con la higiene de las herramientas que usas a diario. Limpiar las esponjas de maquillaje de forma regular no solo mejora el acabado de tus productos, sino que también ayuda a mantener tu piel sana, libre de impurezas y con menos riesgos de brotes o irritaciones.
Lo ideal es que limpies tus esponjas cada dos o tres usos, especialmente si las usas con productos líquidos o en crema. Si tienes la piel sensible o con tendencia al acné, hacerlo con más frecuencia puede marcar la diferencia. Y recuerda: una buena limpieza no termina sin un secado correcto.
Incorporar este pequeño hábito a tu rutina semanal,igual que lavas tus brochas o desinfectas tu neceser, te permitirá disfrutar de un maquillaje más bonito, duradero y seguro. Así que la próxima vez que termines de maquillarte, dale un minuto extra a tu esponja. Tu piel te lo va a agradecer… y mucho.
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